22 noviembre, 2006

El mundo de Tex

¡Hola! Me llamo - más bien debería decir: me han bautizado como - Tex. Soy un hamster ruso. Sí, de Rusia. Ese país del que tanto saben las Misses Españolitas, las guapas Misses españolitas...
Soy del país del vodka, en el que nació un tal Kalashnikov (de asqueroso recuerdo para todos...), de la nación en la que nació Anton Chejov (del que recomiendo leer un gran libro de recopilación de relatos cortos: Memorias de un hombre colérico y otros relatos humorísticos).
Pero el caso es que aquí me tienen... encerrado, sin posibilidad de escape, arrojado en una tierra extraña. En Macondo... ¿alguien sabe qué es Macondo? Podrían decirmelo, me harían un gran favor. Me ayudaría a comprender un poco el entorno tan violento en el que sobrevivo.
No sé porque pero hoy estaba inspirado, y he decidido escribir. Mi padre adoptivo (ese tal Sr. Nadie) me ha liberado para que correteara un poco por este teclado frío, y así están naciendo estas palabras... fruto de mi correteo por encima de estas teclas... Mi papá me ha dicho que él también escribe así: se sienta (no literalmente, claro) sobre el teclado y teclea... sin pararse a pensar en el verdadero sentido de lo que está escribiendo. Correteamos (él con sus manos, yo con mis minúsculas patitas de hamster ruso) para conseguir que nazcan las palabras que están encerradas entre los huesos.
Y el caso es que ya no estoy inspirado, así que creo que voy a volver a mi jaula. Sí, es cierto que allí no tengo mucho espacio, pero... y lo bien que se está refugiado, sin saber que nadie me va a agredir... tengo agua, comida, una rueda en la que hacer deporte y estar en plena forma para cuando venga mi hamstar rusa... no me puedo quejar, la verdad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido Tex:

No sabes la suerte que tiene de tener un hogar, y alguien que te da comida, te cuida, y juega contigo.

Creo que en tu jaula estás a salvo de este mundo de locos. Yo también escribo ¿sabes?. Escribo para salvarme de una sociedad que no expresa lo que siente: y que no lucha por sus sueños.

A veces, pequeño roedor, me gustaría pasar el resto de mis días encerrada en una jaula como la tuya, con papel y lápiz y poder escribir todo aquello que quiera, sin necesidad de tener que ir a un trabajo de mierda, por un suelo de mierda. Hacer lo que realmente quiero, sin que nadie piense que estoy loca, por ello.

Un saludo,y espero volver a leerte de nuevo por aquí.

Anónimo dijo...

No se lo digas a ese Nadie, pero me he escapado para poder contestarte... Estás invitada cuando quieras a mi jaula, aunque creo que no estará muy limpia... En cualquier caso estará mucho más limpia que el alma de algunos de esos humanosbloggerseresvivospersonas que integrán lo que vosotros llamais sociedad.
Un mordisco inocente de roedor.