30 enero, 2007

Siete

Hay frases que se caen sobre tus senos
como arrojadas en un océano de nada
Siempre que te vas
puedo leer en tus labios
lo que aún no te he dicho,
lo que tu corazón espera oír,
para dejarse llevar por la calidez del momento
Constantemente buscas en mí
algo que ya te dieron (algo anciano y trasnochado)
Yo, sin embargo, sólo me dejo arrastrar
por la turbulencia de esos minutos
que creo sueños,
y luego plasmo en realidades
Tú y yo somos tan distintos
que, a veces, tras besar las yemas de nuestros dedos
-alejadas en los polos-
nos dejamos mecer en un mar de dudas cadavéricas
No somos mas que virutas de sueños
perdidas en un desierto,
en el que reinventamos el verbo amar
transformándolo en músculo y pellejo
Aún así
cuando te tengo,
cuando te amo,
cuando hemos conseguido construir
nuestro pequeño espacio en el mundo,
-alejado de voces extrañas-
aún así,
sigo dejando caer palabras sobre tus senos
que al rozarte se convierten en un océano de nada.

20 enero, 2007

Seis

Nubes negras como pozos.
Grúas de barro y cariño que encierran toda la diversión que ayer nos fue negada.
Pájaros ingleses en el cielo, bailan sobre mi mano (que está encerrada en mi cuerpo velludo).
Todo lo que me sugieres. Todo lo que sugiere escuchar tu voz sangrante. Todo, o casi todo, es lo que digo con mi bolígrafo mortecino.
- ¿Quieres ahora tomar el veneno que te llevará hasta la tierra más lejana que nunca hayas conocido?
- Tal vez – dice ella -
Me divierto en el país de la depresión. Me deprimo en el país de la diversión.
- ¿Quieres? ¿Quieres que vayamos juntos a una sesión?. ¿Quieres que esta noche lo pasemos realmente bien, tu y yo juntos?
- Tal vez – dice ella- Solo tal vez.
Solo tal vez. Siempre tal vez.
Mi mente está agujereada con tu esperanza ofensiva.
Excavando en mi cerebro he conseguido vislumbrar algún que otro recuerdo. De cuando éramos dos. De cuando me sonreías, y tus dulces sonrisas taladraban mis mejillas (mis mejillas de leche y ácido)
Todo lo que sugieres. Todo lo sugieres.
- No quiero ir a la sesión esta noche; o, tal vez, sí. Todavía no lo tengo claro. – dice ella.
Yo me debato entre la cima y el abismo, mientras tu coqueteas con tus juegos violentos de joder a palos rectilíneos (que no son palos rectilíneos, sino líneas zigzagueantes).
Todo. Todo lo que sugieres. Todo lo que sugieres se derrama en estos momentos a través de mi dócil cuerpo, hasta caer sobre una ambigua superficie de tela o papel o hierro o cemento o tierra o cielo.
Atisbo que la paz interior se encuentra en la pirámide de mi existencia.
¿Sabes? Los obreros siguen trabajando cuando cae la noche en la ciudad de plata.
Todo. Todo. O casi todo. O casi todo.
Aquí. Para siempre, en la inmensidad del tiempo que nos condena a cada uno de los que vomitamos nuestros sentimientos en esta tierra cambiante.
- ¿Sabes ya si acudiremos esta noche a la sesión?

Ella todavía no responde

13 enero, 2007

El lenguaje de la incomunicación, el ruido y el silencio (cómo hablar con las manos)


Es un gran filme. Un dramático drama (obsérvese la intencionada redundancia) que te deja un poso de tristeza inmensa en el corazón.
Una película que te hace plantearte algunas cuestiones trascendentales tras la postvisión. Aunque -tristemente- ese pensamiento se esfume al momento cuando te pierdes en la inmensidad de la calle, y percibes tu inutilidad al instante.
Coincido con un amigo en que alguna de las historias resulta un poco precipitada, quizá se queda coja o resulta poco creíble, pero no por ello es menos dramática. Al fin y al cabo el filme se basa en la importancia de las circunstancias. Momentos puntuales que definen el devenir de todos los personajes y de todas las historias (cuatro en total). Temas como la incomunicación, la soledad, la importancia brutal de los medios de comunicación, la crueldad o la irracionalidad humana se dan cita en la película.
Lo más llamativo, sin duda, el lenguaje de las manos y la ambientación musical. Son excelentes los planos que hace el director, movimientos de manos que expresan infinitamente más que cualquier diálogo bien interpretado. De veras que es alucinante ver lo que se puede decir con un solo plano, acompañado de una música que te aprieta el corazón hasta reducírtelo a un miserable garbanzo.
Se me ocurrían mil títulos para el post (cosa extrañísima, pues mis titulares siempre dejan mucho que desear), por eso he puesto esa extraña combinación. Los demás eran estos:
-El triste triunfo de la incomunicación
-El lenguaje de las manos
-La violencia gana la partida
-El ruido y el silencio
-La incomprensión humana
-La existencia: círculo cerrado
Por cierto... hablaba de Babel, la última película de Alejandro González Iñárritu.