31 diciembre, 2006

Entre Extremo y duro hay cierta diferencia

El otro día me dió por escuchar Extremoduro. Hacía mucho tiempo que no lo hacía, y el sólo hecho de volver a escuchar la destrozada voz de Robe me alegró el día. Escuchando una de mis canciones favoritas -Buscando una luna- me puse a reflexionar sobre la trascendencia que ese grupo ha tenido en mí. Una trascendencia que -tras el análisis retrospectivo con el que me flagelé- antojé bastante evidente y conmovedora.
Conocí el grupo a través de un amigo singular: el Risis (los que me conocen saben de quien hablo...). Cierto día el Risis me trajo un cassette cuya carátula era una especie de bomba perdida en un universo de planetas indefinidos. En dicha carátula se podía leer una frase (a mis ojos de niño de colegio de monjas) cuanto menos ofensiva: Iros todos a tomar por culo. Obviamente esa misma mañana tras las clases me fui con mi amigo Risis a escuchar la cinta en un radiocassette que tenía mi hermana. Se puede decir que ahí comenzo mi relación de amor fraternal con Extremoduro.
Se produjo entonces una pequeña evolución que abrió poco a poco mis ojos astigmáticos: Extremoduro ya no hablaban de caca, culo, pedo y pis... ¿qué era eso de follar, ponerse ciego, venas y chutar? En esos momentos de puber-mente no asimilas todo lo que oyes, aunque te quedas con retazos que definen (más o menos) lo que eres hoy. Alguien dijo que cuando somos pequeños, somos como esponjas que lo absorbemos todo, que queremos más y más: saberlo todo (aunque eso sea imposible). Extremoduro me abrió aún más los oídos, me enseñó que había que aprender a escribir para poder decir lo que se pasea por tu mente, me incitó a juguetear con el alcohol (extraño juego con el que hay que andarse con cuidado).
Y estoy muy contento de haberlos conocido, la verdad. Aunque no sea ni la mitad de duro que sus letras.

----------------------------------------------------------------
Sé que llevo mucho tiempo sin actualizar a mi pequeña criatura, pero no por ello me olvido de ella... Es difícil olvidar a alguien que quieres... Y a mi pequeña criatura la quiero, créanme.

05 diciembre, 2006

El camino de los belgas

Mañana por la tarde mis nalgas reposarán en un asiento de avión: sobrevolaré cielo español, cielo francés y por último cielo belga (siempre me ha hecho gracia eso de otorgarle al cielo una nacionalidad, como si esa alfombra azulada pudiera ser de alguien...). Sí, me voy de viaje a Bélgica. A Lieja, concretamente. Donde mi gran amigo del backstage va a reunirse con su 50%: caperucita azul. Ya estuve por aquel país este verano, acompañado de otros grandes amigos, entre ellos el que da refugio a tanto dios de la música y el fútbol: rubo para los amigos, nervios para otros, munoz para los menos.
También se viene mtem. En realidad el viaje es un regalo que le hice por su santo, hace ya bastante tiempo. Mtem nunca ha salido de España y sé que le hacía mucha ilusión encontrarse con gente diferente, desconocida, ver frente a sus narices otra cultura. Por eso decidí regalarle el billete de avión.
Aunque ella esté muy ilusionada, creo que a mí todavía me hace más ilusión vivir esa experiencia junto a ella. Espero que esta vez salga bien, y no como Granada...

------------------------

Por cierto, ayer ví El camino de los ingleses, de Antonio Banderas. Os la recomiendo, no es una película brutal, pero tiene bastantes detalles. Si os gustan las películas que ahondan en los sentimientos, creo que esta es perfecta.

Cinco


Mil ojos encendidos en la noche
impregnados de un color rojo -parecido a sangre-
inyectados con múltiples drogas
Estoy bloqueado ante un rotundo encuentro
El mar a mi izquierda
Una cárcel a mi derecha
Ella está delante mía
(no sé si quiere mi compañía)
El mar me llama para charlar sobre el vacío
¿Es la cárcel lo que realmente quiero, o sólo una estancia fugaz?
Mi amigo, mi eterno amigo,
ha hecho ya su cotidiano efecto
Entonces ya no soy el mismo
porque, entonces, soy infinitamente feliz
¡Es la cárcel, es la cárcel! Quiero visitar esa cárcel
Para soñar con la libertad, atado a una dulce cadena
¡Ahora quiero vivir!
Mar, decido que no quiero el mar.
Quiero beber
Beberme todo aquello, que no sepa a mar
Quemar millones de velas
¡Y cantar! ¡Y bailar! ¡Y morir! ¡Y vivir!
Engullir tu alma, matar la mía. Y compartir
¡Ahora quiero una cárcel!
Para compartir mi vida con la tuya

Quinientas bocas hambrientas
me dicen que nunca te conquistaré
Mil ojos asesinos
me incitan a continuar mi aventura
Una sola cosa: el mar, la cárcel, yo, mi amigo, la boca, los ojos
Sólo una cosa puedo afrontar