24 octubre, 2006

Tragicomedia en Granada ( II )

Advertencia antes de comenzar a apedrear tu cerebro con esta retahíla interminable de palabras nacidas de mi mente: Si no has leido Tragicomedia en Granada ( I ), no sigas leyendo... Fin de la Advertencia.
Entramos en una especie de jardín acuartelado, y lo primero que se cruza en nuestro camino es un gato negro, tan negro como Eto'o. Intentamos buscar alguna puerta de entrada o algún resto de ser vivo (humano, claro), que nos conduzca hacia algo que se parezca a un enfermero. Y, efectivamente, lo encontramos (aunque no era precisamente un enfermero, eran voluntarios de Cruz Roja).
- Hola -digo yo-
- Hola -me contestan ellos-. Bien! La comunicación ha triunfado una vez más!
- ¿Qué te pasa? -pregunta una chica dirigiéndose a mtem-. Mtem por supuesto contó su historia.
- Pues nosotros lo único que podemos hacer - dice la chica de Cruz Roja- es llamar a una ambulancia y que te lleven al hospital San Cecilio. De todos modos, vamos a hacerte un reconocimiento previo. En ese momento, ví cambiar el gesto de mtem, se le vino el mundo encima. Me la imaginaba autopreguntándose: ¿Un hospital? ¿San Cecilio? ¿Ambulancia?. Pero sí, la ambulancia ya estaba de camino y, por consiguiente, todo lo demás.
A todo esto yo ya estaba imaginándome en la ambulancia: con las luces, el sonido (siempre desagradable) de la sirena, la cabina llena de chismes sanitarios, los Señores Ambulancieros... Mientras a mtem seguían haciéndole preguntas y auscultándola. La pregunta que más gracia nos hizo a los dos fue la de que si estaba embarazada (pregunta con la que posteriormente la acribillarían en urgencias).
El reconocimiento concluyó de manera positiva. Seguramente sea una infección y tendrán que hacerte unos análisis -dijo la voluntaria. Al momento entraron en la sala dos médicos de la Cruz Roja, y nos dijeron que los acompañáramos a la ambulancia. Yo, para evitar tener que mover el coche y perderme en el país de la tapa, pregunté si podía ir con ellos. Afirmativo - me dijeron.
Pues ya estábamos todos en la ambulancia, camino del San Cecilio. A mtem la montaron atrás para hacerle otro reconocimiento, y a mí delante.
Comienzo del show (más o menos las 14:30): mtem -como hemos dicho- atrás, yo delante, con el conductor de la ambulancia, andaluz cerrado, de pura cepa. La ambulancia sonaba de cuando en cuando. El conductor me miraba e intentaba mantener una conversación normal conmigo. A mí, la verdad, me empezaba a entrar también canguelo, no sé porque pero era la primera vez que montaba en ambulancia y no me daba muy buen rollo. A pesar de todo, intentaba aparentar que no me afectaba, que era todo un macho (absurda actitud, pero era así).
- ¿De donde sois? -me pregunta con su acento andaluz.
- De Macondo -le digo yo.
-Pues que mala suerte, venir pa cá y tener que ir al hospital- me contesta.
-Pues sí, pero es lo que hay. Ella estaba ya mal cuando hemos salido de alli, pero no sabíamos que era tan serio. -le repongo. ¿Podrías indicarme por donde vamos pasando? Es que luego, si mtem no está muy mal, me gustaría volver al hostal andando.
-Esto es la Avenida de los Reyes Católicos y esto otro... -y así fue indicándome todo el camino, mientras a mtem, según me dijo después volvían a preguntarle, entre otras cosas, sobre su posible embarazo.
- Bache y rampa!- grita el conductor. Eso significaba que ya habíamos llegado, y lo decía para que sus compañeros de la cabina trasera no se dieran un hostión (aunque según me dijeron más tarde, estos percances en la ambulancia son bastante frecuentes).
Me hicieron rellenar unas cosillas burocráticas e inmediatamente nos pasaron a una consultilla donde otra celadora nos volvía a preguntar los mismos datos (creo recordar que dimos los mismos datos hasta cuatro veces en esa mañana), tras eso pa fuera y a esperar nuestro turno.
Hora y media de espera calculé. Pero hora y media que dió para mucho. Encontramos alli, todo tipo de fauna y flora: una indigente malhumorada que no paraba de menearse y reclamar atención, una especie de neohippie andaluza que intentaba enseñarle hablar español a una inglesa, un deportista con una herida en carne viva en la pierna que me dolía hasta a mí, un chico que se quejaba de lo mismo que mtem y que cuando lo llamaron lo celebró como si hubiera marcado el gol de su vida... Todo un espectáculo.
- Mtem, consulta 11 -dice una voz que se atisbaba desagradable desde el altavoz.
Tras un poco de llanto y otro poco de risas (hasta en los peores momentos mtem me sorprende) por fin ibamos a entrar...

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